Ya habían pasado más de 2 meses después de la
muerte de Joaquín, estaba desolada y sin nadie más en este mundo, con la misma
rutina de despertarse, trabajar en el aeródromo que le recordaba a Joaquín, y
se iba a dormir.
El aeródromo no estaba en su pico más alto que
digamos, casi nadie iba y no daba para cubrir los gastos, más de una vez pensó
en cerrar el aeródromo, pero pensaba que estaría traicionando a Joaquín y su
madre los cuales emplearon gran parte de su vida, la única opción que tenía era
emplear todo su empeño en ello e intentar no decaer en el intento.
Constanza empleo todo su esfuerzo en intentar
llevar a flote el aeródromo, pero cada vez había más competencia con los
autobuses, era una guerra que no podía ganar así que tomó la decisión de
convertir en un museo de la guerra civil, lo cual tuvo más éxito y cada vez había
más beneficios, pero Constanza nunca estuvo contenta con la decisión que tomó.