Después de la trágica muerte de Joaquín Dechen intenta volver a la normalidad ocultando así sus sentimientos de dolor y decide seguir con su empresa llamada “Avionetas Atocha”.
Todo vuelve a la normalidad y a Constanza se le ocurre la maravillosa idea de contactar con un viejo amigo piloto(Luis) para dar una vuelta. Quedan en un aeródromo donde él tenía guardada su pequeña avioneta de prácticas, él le propone ir a dar una vuelta ya que la aeronave tenía dos asientos donde él le podía dar el mando del avión en cualquier momento y así hizo, cuando vio que ella se sentía segura para pilotar le dio el mando absoluto de aquel aparato volador, lo manejaba con destreza, habilidad y suavidad, como si hubiera pilotado uno de esos alguna vez. Aterrizaron y Luis la felicitó por lo que había logrado, fueron a tomar algo a un bar cercano y estuvieron charlando y recordando momentos vividos, a Luis le interesó mucho la empresa de avionetas así que se lanzó y le preguntó si podía trabajar para ella a lo que ella respondió con visible entusiasmo que si.
Finalmente Luis acabó trabajando para Constanza hasta la jubilación de ambos dejando la empresa en manos del hijo de Luis que había tenido años atrás con una enfermera Caditana.