miércoles, 19 de febrero de 2020

Los cuentos (actividad 3)

Hace muchos, muchos años en un país muy lejano y triste, vivía un niño llamado Ares, con ojos azules y pelo castaño. Ares estaba enamorado de una niña de su infancia, que aún no podía quitarse de la cabeza. Cada noche escribía unas frases para no olvidarla y para expresar sus emociones. “Hay personas que entran en tu vida y lo cambian todo, personas por las que vale la pena parar, respirar y valorar. Valorar lo que realmente importa, los detalles, las pequeñas cosas. Esos detalles que hacen que todo tenga sentido. Son esas pequeñas cosas lo que cambian todo, las que provocan que salga corriendo sin importarme donde, siempre y cuando el destino seas tu.” El sabía muy bien que su ella no iba leerlo y tampoco sabría el amor que le tiene desde hace tantos años.
Una noche de mucho frio, alguien llamó a la ventana de Ares, el no le dio importancia ya que pensaba que podía haber sido una rama de algún árbol. El mismo ruido se repitió y repitió, hasta que decidió asomarse para ver que era. 
Cuando abrió la ventana se encontró a un monstruo gigante, con el pecho iluminado por una luz roja. Ares se quedó parado por unos segundos impresionado por lo que estaba viendo delante de sus propios ojos.
El monstruo le dijo que tenia un mensaje para el, dedicado por una chica. Ares impresionado pero ya más tranquilo le pregunto qué de qué chica trataba. El monstruo sin hacerle caso empezó a recitar la dedicatoria. “Algunas almas no están destinadas a construir vidas juntas y otras están condenadas a cruzarse una y mil veces hasta que se den cuenta de que siempre, fueron hechas una a la otra”
Ares se quedó parado, no sabía lo que estaba pasando, ¿quien le había dedicado eso?, ¿porque ahora?. Ares tenía mil preguntas para preguntarle al monstruo, el monstruo otra vez sin hacerle caso lo cogió con una mano y se lo llevó.
Se pararon en un sitio oscuro, la única luz que podía ver era la luz que iluminaba el pecho de aquel monstruo. Le digo a Ares que antes de presentarle a la chica le iba él a dedicar unos fragmentos. Dijo así: “No soy defensor de la maldad, del daño, del dolor ni de crear desastre en pecho ajeno, No respaldo el herir, ni el pegar con lo que te dieron. Pero cuidado con donde intentas romper, cuidado con tocar donde no debes. Os gusta jugar con las heridas, con el dolor y el miedo al rechazo. Déjate de juegos, si no vas a aprovecharlos, que ya estoy harto de esto. Cuidado con los cuentos, porque antes del beso, la princesa ya se ha despertado.”
Ares estaba muy confundido, sin decir nada se levantaron y el monstruo le llevó a una casa con una sola ventana iluminada, al lado de esta enorme casa había otro gran monstruo, este con el pecho iluminado de color azul cielo. Se acercaron al monstruo, y los dos a la vez extendieron los brazos, cuando el monstruo con el pecho azul abrió la mano, ahí estaba el amor de la infancia de Ares, esa chica de la que estaba tan enamorado, se veía que ella sentía lo mismo por Ares. La dedicatoria que le recito el monstruo en la ventana de la casa Ares ,lo había escrito ella.

Los dos emocionados se dieron un abrazo, y los dos monstruos de fueron alejando con las manos cogidas.