Después del final de
Joaquín Dechén, la tercera Constanza abrió un negoció en Avionetas Atocha.
Cunado ya pasó un año
el pintor que se había convertido en escritor, fue a Madrid para encontrarse
con Constanza. El punto de encuentro era en Avionetas Atocha, así que fue a
buscarla, pero no la encontró, la espero durante media hora y se fue a la
cafetería que había al lado.
Mientras se tomaba
una taza de chocolate entró un periodista preguntando por la desaparición de
una aviadora. El escritor levantó la cabeza y corriendo se fue a Avionetas
Atocha. Allí estaba Contanza tomando el sol, que se había olvidado del
encuentro. Él fue corriendo a abrazarla y a contarle lo que había escuchado,
para coger una avioneta e ir a buscar a la aviadora.
Desde que cogieron el
“chato” ya habían pasado cuatro horas. Y la última noticia que salía, era que
la aviadora que estaba desaparecida ya estaba en casa y que tenían información
sobre ella, una de ellas era que se llamaba Constanza y que no tenía ninguna
lesión grave, pero en cambio se habían muerto dos aviadores.